¿Por qué y cómo impedir que el Mercado se imponga donde no corresponde?
Como Directorio del Sindicato N°1 de Trabajadores de Minera Escondida y en representación de nuestras bases, declaramos que la injusticia es el primer efecto que genera la intromisión de los mercados en el orden y administración de una sociedad. Como parte activa de la comunidad, tenemos en conocimiento que en Chile todo tiene un precio, pero lamentablemente expresado en pesos.
Nuestro país se desarrolla bajo los márgenes de una sociedad neoliberal, donde existen libertades de consumo sobre los derechos fundamentales que la comunidad exige, provocando un descontento popular en todos los rincones del país, incluyendo a trabajadores, pobladores y estudiantes.
A raíz de lo anterior, los oligarcas que se desarrollan en nuestro país empujaron a que el 18/10 se agende en nuestro calendario como el día en que Chile Despertó exigiendo dignidad y justicia, una nueva Constitución, y el cese y reparación de las sistemáticas vejaciones con las que las fuerzas públicas han sometido a quienes han hecho uso de su legítimo derecho a manifestarse.
Hace más de 40 años Milton Friedman y los Chicago Boys determinaron que ellos sabían cómo llevar a cabo y hacer funcionar nuestra economía, y así Chile se convirtió en un laboratorio de la teoría económica de libre mercado. El resultado fue elevar el PIB y el crecimiento económico, lo que es muy impresionante para los ojos de inversionistas, pero también se profundizaron las desigualdades y la erosión de las comunidades y de la solidaridad y organización popular.
En dicho contexto, se nos hace propicio mencionar las conclusiones compartidas por el profesor de Harvard, Michael Sandel, a través de su libro “lo que el dinero no puede comprar”, sobre la intromisión del modelo neoliberal en diversos ámbitos dela vida pública y la urgente necesidad de limitar el impacto del mercado en la comunidad.
Las razones que fundamenta Sandel para estar en contra de la intromisión del mercado en el desarrollo óptimo de una nación son las siguientes:
El intercambio económico dispuesto por el modelo de libre mercado conlleva injusticia e inequidad ocultas en una apariencia de neutralidad. Las grandes corporaciones planifican sus operaciones con los consumidores amparados en un marco económico y legal desigual. Las decisiones que tome el mercado siempre serán injustas mientras se registre parte de la comunidad viviendo en la extrema pobreza no teniendo la oportunidad de negociar nada en términos justos.
El segundo argumento que expone es por el impacto que genera la operación de transacciones comerciales sobre los bienes que se corrompen por su presencia, como las cadenas y franquicias que atentan contra la economía, cultura y oferta local. “No todo tiene precio”, sentencia el profesor.
Avaluar la educación, la calidad de vida y el medio ambiente es justo lo que Sandel define como la pérdida del poder social. Ponerle precio a aquello que no tiene precio, como es el caso del agua en Chile, es justamente lo que nos quita facultades sobre nuestra propia vida y conservación. He aquí la importancia de la recuperación de nuestros recursos naturales.
La década recién pasada fue celebrada como el triunfo del capitalismo, instalando al mercado como agente activo de la cultura popular: no se viven fiestas ni celebraciones sin la participación del mercado a través de su manipulación en la oferta/demanda donde te hacen pensar que puedes adquirir todo lo que desees sin cuestionarte cuánto lo necesitas o cuánto tiempo te endeudarás para adquirirlo.
El mercado no es neutral, es injusto y agudiza las brechas sociales, priorizando a aquellos que pueden tener la libertad de consumo (educación, salud, vivienda, ocio). Al no ser neutral, también encubre graves peligros a la libertad, cuando vemos que es la demanda del mercado la que delimita los márgenes morales de una nación.
Nuestra Constitución no posee un consenso político-social-económico que responda a las reales demandas de la sociedad, más bien intensifica los privilegios de quienes poseen los recursos, con un modelo de gobernanza neoliberal con una mínima intervención del Estado, convirtiéndolo en un Estado Subsidiario que debe responder a inversionistas y no a su propio pueblo.
Entonces, debemos hacer garantizar nuestros derechos fundamentales en una nueva Constitución y demarcar reglas justas, equitativas y dignas.
Sí podemos acabar con el sistema de AFP, sí podemos garantizar la titularidad sindical en negociación colectiva o ramal, sí podemos terminar con la precarización laboral a través de la tercerización, sí podemos elaborar una nueva Constitución hecha por y para el pueblo y es ésta nuestra oportunidad.
Debemos activar, y fortalecer las organizaciones sociales, sindicatos y agrupaciones ante los desafíos que se nos avecinan como actores organizados y empoderados del proceso por el que atraviesa Chile.
Como representantes de la gran minería del país, tenemos la convicción que sólo a través de un proceso constituyente se podrá responder a los cambios profundos que la comunidad exige en temas sobre educación, salud, vivienda, transporte y recuperación de los recursos naturales de nuestro país.
¡Unidos y fuertes, venceremos una vez más!
La Directiva